Saludo especial de la Hermana Glenda
Queridos hermanos y hermanas que comparten conmigo la alegría de llevar el evangelio por medio de la música:
Les escribe una chilena como ustedes, que comenzó en su parroquia poco a poco a cantar y a entender lo que cantaba; hasta que su corazón encontró a Cristo y decidió seguirlo con todas las consecuencias.
Se que muchos de Ustedes pertenecen a coros parroquiales, a grupos de música católica. ¡Que alegría saber que hay más hermanos en mi Chile que prestan este servicio al Señor y a su Iglesia!
Deben de saber que cuando uno canta o escucha cantar a otros, Dios mismo siembra en nuestros corazones su verdad y su amor. Por eso no dejen de cantar y de escuchar cantar canticos e himnos inspirados, porque eso dará fruto a su tiempo.
Estudien, fórmense, oren, de modo que la música religiosa sea para ustedes un verdadero carisma puesto al servicio de la liturgia, de la evangelización o de la catequesis. No se olviden que dijo San Agustín que cantar es propio del que ama. Amemos a Dios y a todos de modo que nuestro canto despierte a las piedras y las conduzca al encuentro con Dios.
Un abrazo, de vuestra Hermana Glenda.
www.hnaglenda.org
España, martes 08 de agosto de 2006.